dimecres, 4 de maig del 2011

Una visita al puerto


Un día fui a visitar el pueblo de mi abuela, que está a la orilla del mar y que en el cual hay un puerto. Fuimos a visitar ese puerto porque según mi abuela, ese puerto es muy bonito.

Al llegar allí lo primero que vimos fueron los inmensos barcos de pesca amarrados con un cabo. A lo lejos se veía un cabo que sobresalía de la costa y penetraba en el mar y al lado una marisma. A la entrada de la bahía había una bocana muy estrecha. Había una parte dónde se cargaban y descargaban las embarcaciones, que según mi padre, se llamaba dársena. Ese día hacía mucho viento y el oleaje era muy feroz, pero gracias al malecón del puerto, las olas no inundaban todo a su paso. La arena de la playa de al lado del puerto era muy árida y agreste.

Justo al lado de el puerto había una ciénaga en un lugar muy inhóspito que se separaba del puerto gracias al yermo.

¡Ese día fue genial!, me encantaría ir de nuevo.

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